Sin meterme a filosofar sobre la vida en general, en la vida profesional debemos entender cual es nuestra razón de existir. En qué podemos destacar para aportar.
Las personas que no encuentran su propósito, pierden el norte. Solo se enfocan en recibir. Ganar más. Pero se limitan y no se dan la oportunidad de explorar. “¿Que hay para mi?”…“¿Si me garantiza estabilidad?“…”Ya hice lo que me tocaba.” Son varios ejemplos de preguntas o comentarios que escucho con mucha frecuencia. Eso demuestra que la persona no ha entendido el sentido de la vida. Es una manera cortoplacista de enfocar las cosas.
Si bien todos queremos retribución sobre nuestro trabajo, ya sea en lo económico o de reconocimiento personal, el enfoque adecuado debe de ser: ¿qué aporto?…¿como contribuyo?…¿como resuelvo algo que se necesita en el mundo?
La respuesta a esas preguntas es tu misión. Con esa claridad puedes armar una estrategia, establecer un plan y llevarlo a cabo. No lo hagas al revés. No funciona así. Esa es la razón por la que sentimos que nos descarrilamos. Siguiendo ese orden, cada vez que te desvías, recuerdas tu propósito y te será muy sencillo encausarte nuevamente. Los réditos financieros vendrán solos. El reconocimiento te acompañará. Aunque sentirás que eso se vuelve secundario. Lo importante es sentir que aportas algo a la humanidad.
Te invito a buscar tu propósito. El mío es el mismo que establecí para la empresa que lidero: Mejorar la Calidad de Vida de las Personas.
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