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  • Foto del escritorGuillermo Jouvin

All in!



En el evento convocado por Yaku y aceptado por Lasso en el CNE, a mi criterio, marcaron un antes y un después en este proceso electoral. Se vio un evento de altura, frontal pero respetuoso, en el que se llegó a un acuerdo en favor de la democracia, paz y transparencia.

Pero vi a un estadista. Un personaje sin libreto, sin un discurso preparado con días de antelación para satisfacer a una audiencia electoral. Se denotó la experiencia en manejo de crisis y resolución de problemas. Vi una esperanza en las oportunidades que el Ecuador necesita. Un Presidente de la República con esa presencia y nivel. Un demócrata total, dispuesto a aceptar condiciones para que su adversario acepte la derrota con altura y que más bien se una al esfuerzo que el 68% de los ecuatorianos buscamos. ¡Guillermo Lasso es lo que el Ecuador necesita!

Mientras Yaku, por error comunicativo del CNE, se mantenía en el segundo puesto, mantuve mis esperanzas que Lasso debía ser quien pase a la segunda vuelta. Muchas personas que originalmente apoyaban a Lasso, al ver que sólo alcanzó el 19-20 por ciento, comenzaron a virarse instantáneamente a favor de Yaku. Decían, y siguen diciendo que Lasso no es capaz de ganar al Correísmo.


Sin embargo esta no es una tarea de Guillermo Lasso; esta es una tarea de todos los ecuatorianos que buscamos estabilidad y prosperidad para el futuro de nuestro país. Qué cómodo es decir “es que no puede, porque no tiene carisma”. ¡No! ¡No buscamos un entretenedor que nos haga reír o un actor de teatro! Queremos un presidente que gobierne honestamente, que imponga reglas claras durante al menos sus 4 años de gobierno, que brinde transparencia en la cosa pública, que permita trabajar y crear empleo, que tenga conciencia social y preserve el medioambiente.


Es nuestro deber jugarnos el todo por el todo. Es nuestra responsabilidad apoyar esa campaña que se le viene dura. Es nuestra obligación unirnos para sacar adelante al país. Quizás no lo logre Lasso. Perderemos todos. Pero ante la situación de tener una gran posibilidad matemática, con un 68% de personas que quieren un cambio ¿porque no arriesgar? Con menos probabilidades emprendemos muchos negocios o tomamos decisiones; a veces acertamos y otras nos equivocamos. Pero el que no arriesga no gana. Y en estos momentos nos la tenemos que jugar. ¡Por mi parte, le voy ALL IN!


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