“Manténganse curiosos” fue uno de mis mensajes finales a unos estudiantes universitarios en una charla que di sobre estrategia de una constructora y empresas inmobiliarias.
Toda mi vida he sentido curiosidad por varios temas no necesariamente relacionados. Nunca me importó preguntar cuando quería saber de algo en particular. Quizás me causaba problemas cuando era niño y en algún momento de mi vida me la desalentaron. Pero a partir de mis años universitarios esta volvió y cada vez con temas más aleatorios que nunca.
A medida que leo más sobre diversos conceptos, ideas, casos o estilos, mis ganas de saber se incrementan exponencialmente. Nunca debemos desincentivar la curiosidad en los niños y jóvenes; más bien todo lo contrario, debemos fomentarla para que en el futuro aporten con ideas nuevas para el desarrollo de nuestra sociedad.
En nuestras empresas debemos incentivar la curiosidad y creatividad. Incluso en los puestos mecánicos y de control. “Siempre hay mejores formas de hacerlo” es un artículo que recientemente escribí. Se trata de ser creativos, pero si frenamos la curiosidad, nunca lograremos mejoras disruptivas. Únicamente obtendremos cambios increméntales por medio de la mejora continua al aprender de nuestros errores, lo cual no está mal, pero a lo mejor no es suficiente en nuestro mundo tan competido.
Fomentar la curiosidad en nuestras organizaciones mejora el clima laboral. La gente está más entusiasmada sintiendo que pueden aportar, no solamente cuidándose de no fallar. Cuando somos curiosos nos enfocamos en resolver el proyecto y no limitarnos al problema. Cuando nos enfocamos en el proyecto tomamos una posición de equipo y dejamos de estar a la defensiva. Cuando trabajamos en equipo se logran resultados increíbles.
Las empresas tradicionales tienden a desincentivar la curiosidad porque se piensa que puede generar altos costos por el desorden que podría ocasionar y además que podría desenfocar a los colaboradores de sus metas principales. La empresa ya tiene una actividad y no queremos desviar nuestra atención. También se tiene miedo que al cuestionar el status quo, muchos podrían sentir inestabilidad en sus cargos. Y es cierto, los CEOs no podemos permitir desenfocarnos de nuestros objetivos como empresa. Pero debemos tomar en cuenta que no estamos solos en el mundo. Hay algo que se llama competencia y un mercado cambiante que quiere mejores productos y servicios. Debemos mantener un equilibrio entre seguir haciendo lo que hacemos bien y darle un tiempo a explorar nuevas ideas, nuevos procesos, nuevos productos y mejores servicios. Esa es la dinámica de una empresa que se “reinventa” y sigue perdurando en el tiempo. “La capacidad de reacción” no es otra cosa que mantenerse curioso, innovando y resolviendo de manera creativa los obstáculos que enfrentamos a diario en nuestras industrias.
Eric Schmidt, CEO de Google en el 2011 dijo “Nosotros manejamos esta compañía con preguntas, no respuestas”. Para que una empresa logre implementar este sistema, se aconsejan los siguientes pasos:
1. Contratar gente curiosa: Lo que buscamos es encontrar lo que el mercado necesita. Si todos tuviéramos la respuesta, no existiríamos las empresas prestadoras de servicios o vendedoras de productos.
2. Alentar la curiosidad: Los líderes de las empresas deben premiar la innovación y fomentar los pequeños errores que nos permiten aprender. Siempre y cuando logremos un equilibrio, es lo más recomendado para crecer o incluso sobrevivir.
3. Cambiar la cultura de objetivos por resultados a objetivos por aprendizaje: Cuando las empresas se enfocan en resultados, su horizonte de tiempo está definido. El mercado cambiará y los resultados se deteriorarán. Cuando la cultura es de aprendizaje continuo, tiene la capacidad de mejorar, improvisar y extender su vida natural. Y hasta logre trascender por generaciones.
4. Permite que los colaboradores exploren soluciones: Si las empresas permitimos que la gente explore las mejoras de un proceso, diseño de producto, alternativas a algo existente, lograremos cambios positivos en nuestros resultados. Muchas veces las soluciones están en la mente de cualquier persona que tenga la libertad de aportar con nuevas ideas.
5. Siempre tener los “¿Porqué?” Y “What if?” en nuestras empresas: Como cuando somos niños y no nos importaba preguntar mil veces ¿porqué? A pesar que nos retaban o pedían que nos callemos, seguíamos con esa curiosidad innata que todo ser humano tiene. Asimismo, mantengamos la mentalidad de un niño cuando se trate de aprender. Incentivemos esos días en nuestras empresas.
“Think tank” le llaman hoy en día a estas iniciativas. Muchas personas escriben de estas modalidades como si fuera algo nuevo. Yo mismo he escrito varios artículos sobre estos temas porque quiero despertar esa forma de pensar. Sin embargo, lo resumo en esta frase: “Piensa como un niño”.
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